Cardiorresonancia magnética con contraste
previa a la ablación de arritmias ventriculares
Evaluación de la utilidad de la cardiorresonancia magnética con contraste
realizada previamente a un procedimiento de ablación de arritmias
ventriculares no idiopáticas para identificar el sustrato de origen de la misma
y planificar el abordaje necesario.
El origen epicárdico o endocárdico de una arritmia ventricular se puede
deducir del análisis del electrocardiograma (ECG). Sin embargo a pesar de su
utilidad clínica el ECG tiene limitaciones. Alternativamente el tejido
cicatricial que sustenta las arritmias ventriculares se puede identificar
mediante la cardiorresonancia con contraste. El objetivo de este estudio
era determinar el valor de analizar la presencia y el patrón de
distribución del tejido cicatricial en los ventrículos para identificar
el sitio de origen de la arritmia ventricular y el abordaje requerido para la
ablación.
Estudio prospectivo holandés donde
se analiza la relación entre ejercicio durante o alrededor de 1 hora antes de
la parada cardiaca extra-hospitalaria (PCEH), su pronóstico y la
incidencia de dicho cuadro en la población general.
Aunque
la actividad física regular ha mostrado efectos cardiovasculares beneficiosos,
el ejercicio puede desencadenar una episodio cardiaco agudo. El objetivo de los
autores fue determinar la incidencia y el pronóstico de la parada cardiaca
extrahospitalaria relacionada con el ejercicio en población general.
La
metodología empleada fue la siguiente: se recogieron prospectivamente todas las
PCEH en personas con edades entre 10-90 años desde enero 2006 a enero 2009 en
la provincia holandesa de North Holland. La relación entre ejercicio durante o
alrededor de 1 hora antes de la PCEH y el pronóstico fueron analizados mediante
regresión logística multivariable, ajustada por edad, sexo, localización, vista
por testigos, reanimación cardiopulmonar (RCP) por testigos, uso de
desfibrilador externo automático (DEA), ritmo inicial, y tiempo de respuesta
del Sistema de Emergencias Médicas.
Los
resultados fueron los siguientes: de las 2.524 PCEHs, 143 (5,7%) fueron
relacionadas con el ejercicio (7 ≤35 años, 93% hombres). La incidencia de PCEH
relacionada con ejercicio fue de 2,1 por cada 100.000 personas-año en total y
de 0,3 por 100.000 personas-año en aquellos ≤35 años. La supervivencia tras
PCEH relacionada con el ejercicio fue claramente mejor que tras la PCEH no
relacionada con ejercicio (46,2 vs. 17,2%) [odds ratio (OR) no ajustado 4,12;
IC 95% 2,92-5,82; P <0,001], incluso tras el ajuste por las variables mencionadas
previamente (OR 2,63; IC 95% 1,23-5,54; P = 0,01). En las 69 víctimas con
edades ≤35 años, el ejercicio no estaba asociado con una mejor supervivencia:
14,3 vs. 17,7% en la PCEH no relacionada con ejercicio (OR 0,77; IC 95%
0,08-7,08; P = 0,82).
Ante
estos resultados, los autores concluyen que la PCEH relacionada con el
ejercicio tiene baja incidencia, particularmente en los jóvenes. Las paradas
cardiacas que ocurren durante o muy poco tiempo después del ejercicio conllevan
un pronóstico marcádamente mejor que las paradas no relacionadas con el
ejercicio en mayores de 35 años.
Actualidad
Aunque
el ejercicio físico reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular, el riesgo de
un episodio cardiaco agudo está incrementado transitoriamente durante e
inmediatamente después de un ejercicio principalmente vigoroso/extenuante,
conociéndose esto como la paradoja del ejercicio. A pesar de esta paradoja y la
discusión mundial al respecto de la prevención de episodios relacionados con el
ejercicio, la información basada en poblaciones al respecto de la incidencia y
pronóstico de la PCEH relacionada con el ejercicio es escasa. Es un tema de
gran importancia debido a que las recomendaciones actuales indican realizar
screening en atletas de competición hasta 35 años, ya que en estos es donde la
PCEH se va a deber a una causa cardiaca heredable (como cardiomiopatías,
enfermedad eléctrica del corazón).
La muerte
súbita de jóvenes deportistas de competición,
su incidencia en esta población no esté
bien aclarada y es motivo de controversia. Los autores publican los resultados
entre los años 1980 y 2006 de un registro prospectivo que utiliza una búsqueda
sistemática de casos de muerte súbita en atletas menores de 40 años.
Identificaron
1866 atletas que sufrieron muerte súbita en 38 deportes diferentes. El número
de muertes identificadas se ha ido incrementando a lo largo de los años. La
causa más frecuente fue cardiovascular (56%) seguida de traumática (22%). El
82% de las muertes cardiovasculares tuvieron lugar durante el
entrenamiento o la competición. El 89% de las muertes ocurrieron en hombres.
Las causas más frecuentes de muerte cardiovascular fueron miocardiopatía
hipertrófica (36%)
y coronaria anómala (17%). Otras causas cardiovasculares fueron miocarditis, displasia arritmogénica del ventrículo derecho, y alteraciones
de los canales iónicos (QT largo y Síndrome de Brugada). Un
4,6% de los atletas sobrevivieron a la muerte súbita.
La
incidencia de 0,61/100000 personas-año fue algo mayor de lo esperado, aunque
relativamente baja y consistente con otros estudios.
El
estudio resulta tranquilizador para los jóvenes que realizan actividades
deportivas, dada la baja incidencia de muerte súbita. No obstante, se trata de
sujetos muy jóvenes y, por tanto, tendría sentido cuantificar la magnitud del
problema como años de vida perdidos para reflejar mejor el impacto sanitario y,
sobre todo, social de este problema
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Se piensa que si un individuo es joven y está
sano puede entrenar y prepararse para correr una carrera de 42 kilómetros.
Pero la muerte de una mujer de 30 años
que participaba en el maratón de Londres ha puesto de manifiesto la enorme
presión que este tipo de carreras de larga distancia ejercen en el organismo.
La mayoría de las muertes en maratones
ocurren debido a problemas subyacentes del corazón.
Los casos de maratonistas que mueren
durante el entrenamiento o en la carrera generan enormes titulares, pero son
eventos muy inusuales.
Es obvio que para participar en este
tipo de competiciones una persona debe prepararse con un plan de entrenamiento
meses antes de la carrera. (BBC)
El deporte nacional se tiñó de luto ayer domingo tras la muerte de un
atleta en plena competencia. El trágico suceso ocurrió durante la sétima
edición de la carrera de la Cruz Roja de Cartago. Uno de los corredores,
identificado como Michael Ramírez Díaz de 30 años de edad, se desplomó en plena
calle a la mitad del recorrido, cerca de la Basílica de Los Ángeles, producto
de un fulminante paro cardiaco. Dos unidades de la Cruz Roja atendieron la
emergencia de inmediato pero cuando abordaron al paciente ya había perdido la
vida.
La carrera de 9 kilómetros era organizada por la Cruz Roja de Cartago
y había salido a las 8 de la mañana presisamente frente a la sede de ese comité
auxilar. Aparentemente y según la versión de la familia, Ramírez había sido
operado del corazón hace poco tiempo y además tenía problemas de hipertensión.
Esa información fue ratificada por el presidente del Comité de la Cruz Roja de
Cartago Bernardo Valerín:
“Familiares del muchacho hablaron con nosotros y nos dijeron que tenía
problemas cardiacos y que era hipertenso, es un hecho lamentable pero que
desgraciadamente escapa de nuestras manos saber si un atleta sufre este tipo de
problemas médicos cuando se inscribe para correr”, explicó. (Diario
Extra)
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